Por: Sandra Dueñes Monárrez.
Chihuahua, Chih., 30 de noviembre del 2018.- Gobiernos va gobiernos vienen y las “promesas del corazón”, forman parte de la ilusión en la que cada sexenio los mexicanos van creyendo, como cuando los niños tienen fe el papá Noel, pero al momento de abrir los regalos se dan cuenta que este personaje “no les trajo lo que ellos pidieron” y ahí viene la desilusión.
La esperanza de México radica en el cambio de un régimen por uno con mayores oportunidades, con una apertura antes soñada, sin embargo, los personajes al frente del “Nuevo Gobierno” siguen siendo los mismos, solo con otra bandera.
En ese contexto de las “promesas y las buenas intenciones” para el pueblo mexicano se encuentran centradas en el presidente electo Andrés Manuel López Obrador (AMLO) quien desde la campaña aseguró que de ganar la presidencia llevaría a cabo “cambios radicales” para poder llevar a cabo la “cuarta transformación de México”.
Sin embargo, con lo que nunca contemplo AMLO, ni su equipo de trabajo fue el costo real tanto económico como político de afrontar esas promesas, por lo que las dificultades en torno a este tema comenzaron a florecer haciendo patente la triste realidad que hemos visto reflejada al momento en que el presidente electo ha intentado “matizar” algunas de sus compromisos de campaña.
Dentro de las promesas de campaña que AMLO ha intentado “matizar” se encuentra el proyecto del Nuevo Aeropuerto Internacional de México (NAIM), además de regresar a las Fuerzas Armadas a los cuarteles, incluyendo el tema del impuesto energético, esto incluye el compromiso que hizo el presidente electo de vender el avión presidencial TP-01.
No obstante, el presidente electo ha mantenido la postura de no utilizar dicha aeronave, pero el futuro secretario de Hacienda, Carlos Urzúa, ha declarado que se evaluará si venderla es lo que más conviene al país.
En ese contexto, AMLO ha referido la posibilidad de “no vender el avión presidencial, sino propuso que sea rentado a una empresa que tiene clientes exclusivos opción que, de acuerdo con el equipo del político, generaría un ingreso para el Estado, mientras que es posible que si se vende se pierdan al menos 65 millones de dólares, así como que se desperdicie el hangar que se construyó especialmente para resguardarlo.
AMLO como líder de izquierda fue un acérrimo opositor de la reforma energética prometiendo que “echaría para atrás”, sin embargo, ahora resulta que dicha propuesta se transformó solo una “revisión de los 91 contratos” firmados a partir de su aprobación.
Uno de los motivos por los cuales los mexicanos le otorgaron su voto a AMLO fue que dijo que “ya no habría más gasolinazos”, no obstante, el futuro secretario de Hacienda aseguró que los precios del combustible “sí subirían de precio debido a la inflación”.
“Nosotros creemos que no puede haber movimientos abruptos en el precio de la gasolina. Estamos pensando en incrementar cada año, por inflación, el precio. En términos reales no se va a incrementar, pero en términos nominales sí, por la inflación”, dijo en entrevista con Televisa.
Por todo esto y muchos compromisos que han sido “matizados” y la esperanza de México ha quedado suspendida en un letargo que de desaliento salpimentado con un sentimiento de decepción entorno al “Nuevo Gobierno” quien sin saber se topó con la triste realidad de un país atado a compromisos políticos y de un “bache económico y de seguridad” que seguramente será uno de los principales de afrontar por parte de AMLO.